Quirónsalud
Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur
Aproximadamente hace una década se descubrió un sistema de "depuración" de residuos tóxicos del cerebro llamado sistema glinfático.
Se ha visto que este sistema de limpieza esta mayoritariamente activo durante el sueño profundo. Este sistema juega un papel fundamental en retirar proteínas solubles y metabolitos tóxicos del cerebro. Este sistema debe funcionar correctamente y esto depende del proceso de envejecimiento, el sueño, la salud cardiovascular y la salud mental. El envejecimiento produce un deterioro de este sistema y esto a su vez va a promover el desarrollo de demencia por acúmulo de sustancias tóxicas. Este drenaje es fundamental para el funcionamiento correcto del cerebro y sus funciones cognitivas.
Este sistema es fundamental para eliminar sustancias como la beta amiloide y tau implicadas en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. En los casos de demencia se ha observado que hay una función disminuida del sistema glinfático.
También la diabetes, los ictus y la hipertensión están asociadas con alteración del sistema glinfático.
La ingesta de benzodiazepinas para el insomnio se ha visto que produce alteraciones en el sistema glinfático ya que disminuyen el porcentaje de sueño lento; a pesar de que suelen aumentar el tiempo de sueño suele ser un sueño superficial y poco reparador y normalmente producen efectos indeseables en la vigilia como una función cognitiva mermada. Las BZD están asociadas con atrofia de las regiones cerebrales del hipocampo y la amígdala que regulan nuestros estados de ánimo y la memoria.
Tambien las personas con apnea del sueño han mostrado disfunción del sistema glinfatico. Las apneas del sueño producen fragmentación del sueño e hipoxia y reducción de los niveles de sangre en el cerebro
En procesos depresivos asociados a insomnio también se han visto cambios. El uso de antidepresivos suele disminuir el sueño profundo y esto debería tenerse en cuenta de cara a las alteraciones que provocan en la arquitectura del sueño.
El ejercicio regular permite regular el ritmo cardiaco en vigilia y esto ayuda a que el sistema glinfático funcione mejor. También sabemos que el ejercicio físico aumenta el sueño profundo y esto contribuye positivamente a que el sistema glinfático pueda actuar correctamente.
Por lo tanto, un buen descanso es fundamental para cuidar de nuestro cerebro.
Lo cierto es que el TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad afecta la regulación cerebral y con frecuencia afecta los patrones de sueño.
Las personas con TDAH tienen más probabilidades de desarrollar problemas de sueño.
De manera general estas personas pueden presentar problemas para iniciar el sueño, un aumento de despertares nocturnos o alteraciones del ritmo circadiano, provocando esto una merma de la calidad y cantidad de sueño con empeoramiento de los síntomas del TADH.
La medicación que suele prescribirse a estos pacientes suele mejorar su TDAH y si añadimos pautas de comportamiento y rutinas adecuadas podemos ayudar a mejorar su sueño.
El TDAH está presente en un 5% de la población infantil y es más frecuentemente diagnosticado en varones. Es una condición crónica que persiste en la adultez. De estos pacientes un 25 a 50% presentan problemas para dormir. Es por ello importante que los pediatras y médicos de cabecera puedan reconocer estos síntomas, derivarlos a una unidad de sueño especializada para poder así mejorar el sueño de estos pacientes.
En el caso de los niños suelen mostrar dificultades para quedarse dormidos o refieren muchos despertares, incluso muchos presentan con frecuencia pesadillas. Estos problemas tienden a acentuarse con el paso de los años durante la adolescencia e incluso en la adultez.
Los pacientes TDAH con un predominio de síntomas de inatención suelen presentar dificultades para conciliar el sueño mientras que los que presentan síntomas de hiperactividad-impulsividad presentan más bien mucha fragmentación del sueño.
Muchos de los síntomas que presentan las personas con TDAH se parecen a los que presentan personas con alteración y fragmentación del sueño por otros motivos. De hecho, los adultos con TDAH y problemas de sueño pueden tener síntomas de olvidos y alteración de la concentración durante el día. Todos estos síntomas en realidad pueden deberse tanto al TDAH y/o la alteración del sueño. Por eso es importante preguntar a pacientes con sospecha o diagnóstico de TDAH por la presencia de alteraciones del sueño y síntomas diurnos. Queremos evitar así que se establezca de manera precipitada un diagnóstico de TDAH y se medique un niño o adulto que podría presentar en realidad un problema de sueño subyacente o en todo caso concomitante.
Hay pacientes que con la medicación estimulante prescrita en casos de TDAH duermen mejor, en cambio otros notan empeoramiento del sueño. Si además coexisten síntomas de ansiedad o depresión o mala higiene del sueño los problemas de sueño pueden agravarse.
Los pacientes con TDAH pueden sentirse durante el día muy somnolientos o mostrar alteraciones del estado del ánimo con sensación de irritabilidad, fatiga, cansados con poca capacidad para prestar atención a sus tareas, los síntomas son diversos y parecidos a los que presentan personas con patologías del sueño.
Los niños/ adultos con TDAH suelen presentar con frecuencia los siguientes problemas de sueño:
Por eso es importante identificar y tratar alteraciones del sueño concomitantes para que el tratamiento de estas condiciones permita una mejora del estado del paciente.
El síndrome de Piernas Inquietas (SPI) o enfermedad de Willis-Ekbom es una alteración de origen neurológico.
Se ha visto la influencia de factores genéticos, el sistema de neurotransmisores monoaminérgicos y el metabolismo del hierro intracerebral.
Los pacientes con síntomas presentes antes de los 45 años tienen un patrón de herencia familiar muy evidente. De los niños diagnosticados de SPI (menores de 12 años) entre un 40% y un 92% tienen otros miembros de su familia afectados también.
Además, estos niños con frecuencia muestran asociadas otras condiciones como un trastorno por déficit de atención o dolores del crecimiento. Actualmente hay algunos estudios que sugieren también la presencia de una alteración de la microvascularización de las piernas.
Los síntomas de un SPI suelen presentarse en piernas, pero también pueden afectar a brazos, el tronco e incluso la cara. Los síntomas claramente definitorios de que estamos en presencia de un SPI son:
Es importante distinguir esta entidad de otras que pueden acompañarse de síntomas muy similares como son los calambres en las piernas, edema, éstasis venoso y mialgias.
También se debe valorar si pueden esta producidos por alguna medicación o sustancia.
¿Cómo diagnosticar correctamente un SPI en niños?
Debemos tener en cuenta que presenta algunas particularidades.
Es importante una historia clínica detallada por el pediatra para remitir estos posibles casos a una unidad de sueño especializada para su diagnóstico y tratamiento.
El tratamiento irá dirigido a tomar medidas no farmacológicas y otras farmacológicas en casos necesarios.
En primer lugar, intentaremos sustituir fármacos que puedan estar produciendo los síntomas en estos niños como los antihistamínicos, antidepresivos, antieméticos y / o antipsicóticos.
Los masajes en piernas son muy efectivos para reducir los síntomas.
Evitar tiempos prolongados de estar sentado o inactivo y realizar ejercicio regularmente.
Dar suplementos de hierro si la ferritina es baja en las analíticas.
En el caso de tener que valorar tratamiento farmacológico se suele tratar con clonidina, gabapentina o clonazepam, aunque estos tratamientos son para casos concretos que no respondan a otras intervenciones más conservadoras.
El sueño es una función biológica esencial para la vida. Lograr un sueño reparador es fundamental para nuestra salud.
La apnea obstructiva del sueño es una de las patologías del sueño más prevalentes en la población general. Las patologías respiratorias del sueño incluyen la apnea del sueño, la hipoventilación asociada al sueño y alteraciones respiratorias nocturnas asociadas a patologías crónicas respiratorias como la EPOC o el asma. La AOS tiene una prevalencia de más de un 10% en la población general.
Todas estas patologías respiratorias y en especial la apnea del sueño requieren de un diagnóstico clínico y de realización de pruebas: la video-polisomnografía. Esta patología es una de las patologías más frecuentes que diagnosticamos los neurofisiólogos en la Unidad del Sueño.
La apnea del sueño se caracteriza por un aumento significativo de episodios intermitentes de interrupción total o parcial del flujo respiratorio durante el sueño. Estos episodios se acompañan de una disminución de la saturación de oxigeno en sangre que acaban por producir unos alertamientos momentáneos que van fragmentando el sueño a lo largo de la noche.
Estos pacientes suelen presentar síntomas como ronquido fuerte, paradas respiratorias y una somnolencia diurna marcada. Algunos pacientes pueden referir únicamente una roncopatía importante o un sueño fragmentado y poco reparador ya que la mayoría de las veces no son conscientes de que padecen de apnea del sueño.
Los factores de riesgo para padecer de esta enfermedad son: tener edad avanzada, ser varón, el sobrepeso, antecedentes familiares de AOS, alteraciones cráneo faciales, ser fumador, beber alcohol, hipertensión, ictus, dislipemia, diabetes e hipotiroidismo entre otros.
Muchos de los pacientes que vemos los neurofisiólogos en las Unidades de Sueño son pacientes con apnea del sueño. A estos pacientes les realizamos una historia clínica completa, un examen físico y cuestionarios, así como una video polisomnografía en nuestro centro al cual tienen que venir una sola noche a realizarse la prueba.
La historia clínica debe incluir preguntas sobre otras patologías que muy frecuentemente se dan en pacientes con apneas: el sobrepeso, alteraciones anatómicas de vía aérea superior, alteraciones cardiovasculares y metabólicas. También debemos investigar sobre síntomas concomitantes de insomnio, parasomnias, pesadillas o síndrome de piernas inquietas y bruxismo que con frecuencia acompañan a esta patología.
La prueba indicada y más completa para el diagnóstico de esta patología es la polisomnografía. Aunque el paciente debe pasar una noche en nuestra unidad de sueño para monitorearlo es la prueba más fidedigna y más completa, es considerada la prueba "estándar de oro" o "prueba de referencia", ya que es la prueba que permite la máxima certeza de diagnóstico.
Nuestro personal auxiliar experimentado y formado coloca al paciente una serie de sensores para valorar diversos parámetros biológicos: la estructura del sueño a través de un electroencefalograma, electro-oculograma, electromiograma, electrocardiograma, flujo de aire, esfuerzo respiratorio, saturación de oxígeno y todo esto con grabación de video al mismo tiempo. La polisomnografía no es una prueba invasiva y nos va a permitir realizar un diagnóstico de certeza ya que permite caracterizar de forma detallada las pausas respiratorias, la etapa del sueño en la que se producen , establecer su duración y la desaturación de oxígeno que generan estas pausas identificando si esas pausas producen alertamientos y fragmentan el sueño; determinar si hay arritmias durante estos episodios, así como si hay hipoventilación u otros hallazgos u otras patologías del sueño concomitantes. De esta forma podremos implementar la mejor estrategia de tratamiento.
Al ser el AOS una enfermedad tan prevalente en la población y no tener algunos centros posibilidad de disponer de unidades de sueño especializadas con la posibilidad de realización de polisomnografías se indica al paciente la realización de una poligrafía respiratoria domiciliaria. Hay que matizar que esta prueba es un abordaje simplificado de diagnóstico de esta patología, obviando por tanto mucha de la información que se obtiene con la prueba de video- polisomnografía en el centro hospitalario. Aparentemente puede resultar "más cómodo" para el paciente realizar una prueba en casa con muchos menos cables o sensores y en un ambiente más familiar, pero la falta de supervisión puede dar lugar a muchos errores técnicos de recogida de datos, la falta de registro de otras variables como el sueño no permitirá un análisis más completo y la falta de video no permite analizar la postura del paciente u otros eventos importantes de dicha patología y otras concomitantes.
Por lo tanto, lo más recomendable ante la sospecha de apnea del sueño es acudir en la medida de lo posible a una unidad de sueño para su valoración, correcto diagnóstico y tratamiento.
El insomnio es una alteración del sueño que en muchas ocasiones está relacionada con el estrés.
Esta falta de descanso lleva a síntomas diurnos que alteran la calidad de vida de la persona ya que altera la realidad psicofísica de la persona que lo padece, así mismo muchos de los síntomas del propio estrés se añadirán al mal descanso.
Una situación de estrés mantenida en el tiempo tiene una influencia negativa sobre la estructura del sueño provocando disminución del sueño profundo y REM, así como una fragmentación.
Cuando los problemas de sueño se cronifican porque el estrés persiste, las consecuencias sobre nuestro organismo se perpetúan y provocan una alteración importante de nuestra salud.
Las personas que padecen de base un trastorno de ansiedad son más propensas a desarrollar un trastorno de insomnio crónico. Cuando estas personas sienten que su sueño se altera y persiste esta alteración en el tiempo comienzan a tener preocupación importante y a sentirse más ansiosos con la situación que a su vez perpetúa el circulo vicioso al aumentar el estrés diurno. La propia falta de sueño aumenta la sensibilidad al estrés y disminuye la capacidad de lidiar adecuadamente con situaciones de estrés cotidianas.
Todo esto tiene una base fisiológica: la reacción de estrés del organismo está regulada por el eje hipotálamo- pituitario-adrenal. El hipotálamo manda una señal a la glándula pituitaria para que segregue hormonas esteroideas; dos de ellas que son el cortisol y la adrenalina son las llamadas hormonas del estrés.
El cortisol se produce por el organismo variando sus niveles a lo largo del día de tal manera que aumentan sus niveles nada más despertarnos y van bajando a lo largo del día. Los niveles elevados de cortisol mantenidos debidos al estrés al llegar la noche harán que nos sintamos hiperalerta impidiendo que podamos dormir adecuadamente.
El estrés crónico produce diferentes alteraciones en nuestro organismo: produce aumento de la tensión arterial y ritmo cardiaco. También aumento de la tensión muscular provocando dolor en diferentes partes del cuerpo y cefaleas. Afecta al tracto gastrointestinal provocando alteraciones del ritmo intestinal y de la microbiota, así como un largo etcétera.
Cuando no se ha descansado bien la persona reacciona peor ante un estímulo que considera negativo, aumenta la reactividad menos racional y adaptativa. La rumiación constante de problemas provoca la aparición de más emociones negativas y en consecuencia se empleen estrategias de regulación de estas situaciones menos adaptativas.
Por tanto, los mecanismos desadaptativos como la catastrofización y rumiación nos llevan con más facilidad al insomnio. En cambio, la capacidad de enfocarse en una planificación, reevaluación positiva y resiliencia son estrategias que nos ayudan a combatirlo.
Deberemos aplicar técnicas psicológicas que nos ayuden a gestionar mejor los factores estresantes: aumentar la capacidad de resolución de problemas disminuye los síntomas de ansiedad. Será importante trabajar las áreas de regulación emocional para gestionar la evitación y la rumiación.
Un buen descanso nos ayuda a bajar los niveles de estrés. Para esto debemos practicar buenos hábitos durante el día y llevar una dieta sana y realizar ejercicio cada día. Además, realizar técnicas de relajación respiratoria u otras técnicas similares nos ayudan a controlar el estrés.
Blog acerca de buenos hábitos a la hora de ir a dormir, higiene del sueño, consejos para dormir mejor, tratamientos del insomnio y otras patologías relacionadas con el sueño.
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